“El que no lucha por lo que quiere no merece lo que desea”
 
DocSur, Colectivo de Comunicación
 
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Nos Vamos Pal Monte

Finalizo la muestra "Nos vamos pa´l monte, imágenes de un viaje al mocase" organizada por Docsur, Colectivo de Comunicación independiente de alumnos y docentes de la Universidad de La Matanza 

20 días de la Argentina profunda en la UNLAM, o como hacer temblar el cemento desde abajo

El viernes pasado, la fachada griega de la universidad se tiñó por un momento de Matanza verdadera,  con el calor de una parrillita y la ronda de estudiantes que, entre contentxs y asombradxs recibían  mate cocido  con alegría por el clima fresco, mientras se movían al ritmo de la murga Cachengue y Sudor. En la puerta de la UNLaM, una alumna de vaya a saber qué carrera masticaba sin  pausa una tortilla santiagueña. En seguida una de las integrantes del colectivo de comunicación Docsur  se acercó con un mate cocido recién sacado de un termo que estaba en un costado de la vereda y se lo ofreció. La muchacha agradecida le devolvió el gesto con una sonrisa media sorprendida por el trato familiar y el clima carnavalesco de la situación. Al lado alguien recibía y leía el último comunicado del Movimiento Nacional Campesino Indígena, denunciando las graves violaciones a los Derechos Humanos en Santiago del Estero. De esta manera finalizaba, literalmente con bombos y platillos, la muestra "NOS VAMOS PA'L MONTE". 

DocSur es un colectivo independiente de alumnos y docentes de la Universidad de la Matanza. Viajó por segundo año consecutivo a Santiago del Estero a vincularse con la experiencia del MoCaSE / Vía Campesina. Es una actividad que deseamos se siga repitiendo cada invierno, dando la posibilidad a muchxs más de conocer la realidad de nuestros hermanos campesinos. Así decidimos, con muy poco más que las ganas y una impresora, poner a los ojos de todos testimonios visuales de más de 170 estudiantes y compañerxs que participaron este año de la experiencia. Lejos de Santiago del Estero, pero en una Matanza cercana a sus injusticias, la historia de nuestro norte olvidado se colgaba, entre fotos, de las paredes de la UNLAM. Entre imágenes de caras, trabajos, ranchos y guitarreadas podía leerse:

"A fines del siglo XIX y comienzos del XX, Santiago del Estero sufrió una devastadora explotación forestal que  signó el futuro de las siguientes generaciones. Entre los años 1898 y 1903, el gobierno de la provincia de Santiago del Estero vendió en sucesivos remates públicos, más de 4.000.000 de hectáreas de bosques vírgenes. Fue la mayor venta de tierras públicas en bloque que se registró en toda la historia de la República Argentina. El objetivo de las empresas compradoras no pasaba por la colonización, sino por lograr una extracción rápida y masiva de los productos forestales del Chaco Santiagueño. Se formaron enormes latifundios que explotaron los bosques en forma irracional y que contribuyeron a amasar fortunas. El soporte de ese enriquecimiento fue el duro trabajo de los hacheros en los obrajes. En los 40 se detuvo la expansión de los ferrocarriles y por consiguiente, se disminuyó la demanda de durmientes para la construcción de vías. La explotación del bosque dejó de ser un negocio favorable y basándose en exclusivos criterios de racionalidad empresarial, los obrajes fueron levantándose y familias enteras quedaron sin trabajo. Muchos emigraron hacia Buenos Aires, pero muchos otros decidieron quedarse en sus lugares de origen. Los hacheros se fueron afincando en las tierras abandonadas por los obrajes y se convirtieron en campesinos agricultores. Hicieron sus ranchos, abrieron "picadas" (caminos en el monte), que luego se transformaron en caminos transitables, construyeron escuelas para sus hijos, trabajaron la tierra con herramientas precarias y prácticamente sin apoyo alguno".  

En la muestra nos encontramos con narraciones en voz baja. Alumnos que se acercaban contando la historia de unos padres o abuelos desalojados del campo, hace poco o mucho, de mas al norte o mas al sur de nuestro país. Era la raíz no declarada de un partido populoso como el de La Matanza, la trama viva de la historia enunciada. Además de mostrar una realidad que se esta dando en nuestro país con respecto a la problemática de la tierra y la resistencia de los campesinos organizados la idea era intervenir en el espacio universitario, darle color, sentimiento y mostrar esa geografía como propia de los estudiantes. Era claro que desde la institución la mirada no era coincidente. Que "los lugares de circulación", que "las lámparas de colores que llaman mucho la atención", que la "jurisdicción de tal o cual secretaría"… todo fue inconvenientes, intentos de sacarnos, pedidos de tramites inexistentes y la muestra hubo que aguantarla estando allí todo el tiempo, y de a muchxs.  Como contrapartida, esos intentos de neutralización no se dieron con los empleadxs de todos los días, compañerxs de mas de un trabajo para vivir y que, aun jubilados, tienen que juntar pucho por pucho para llegar a fin de mes. Esos si, sin miedo se cercaban a tomar mates y a dialogar. Había dos paisajes superpuestos. Por un lado y hegemonizando, las columnas, las luces ampulosas, las palmeras, el espacio como transito exclusivo al aula, al baño, al kiosco y a la casa. Por otro lado, este intento, incipiente, todavía distante de una propuesta mas "política" que propusiera al estudiantado las proclamas de Reforma agraria y soberanía alimentaria. 

La segunda semana vinieron las proyecciones, las películas permitieron profundizar un poco, hablar de lo que no se veía en las fotos, intercambiar materiales con docentes que se acercaban. Los cortos en video "desenmascaraban" los problemas del sistema agrario nacional basado en el monocultivo de semillas transgénicas. Lejos del "campo" que conocimos por los medios durante el 2008, allí había hambre y muerte, había y sigue habiendo un sistema sostenido a base de represión policial y caudillismo político, bajo los lineamientos de intereses transnacionales. Pero hay resistencia. La conocieron un grupo de estudiantes este año en el MoCaSE (Movimiento Campesino de Santiago del Estero). El Movimiento cuenta con más de 15 años de historia, integra Áreas de Formación, Salud, Tierra y Derechos Humanos, Comunicación y Producción-Comercialización. Desde su origen sus integrantes decidieron que querían una organización horizontal, participativa, sin presidencialismo, que siga el mandato de las bases, no un MoCaSE de oficina, ni servil al gobierno, sino una organización de lucha y resistencia, en la construcción de una sociedad justa. No es un dato menor en una provincia acostumbrada al manejo clientelar y discrecional del aparato del estado, con lo que se instaura el miedo al disenso y se desalientan las iniciativas de organizarse en forma independiente. 

Traer esa realidad a la universidad, sentimos que fue el principio de un camino, cuya dirección debe ser crecer en experiencias como las de las pasantías a los movimientos sociales. Casi 200 estudiantes de diversas universidades del país los hicieron este año. Y, algo fundamental, por motivaciones que no venían de las propias instituciones educativas a las que pertenecían. Fue una forma de romper el cerco que divide a las casas de "altos estudios" de la realidad actual de nuestro país, que esta plasmada en pocas o ninguna bibliografía de cátedra, ni siquiera en carreras sociales. Hay, sí, "teorías", "métodos" (si son cuantitativos y objetivistas mejor). De esa forma, las "letras muertas" no generan ningún peligro para el orden social en el que vivimos. Abajo, por el costado, en el subsuelo, en las grietas de ese sistema esta la palabra y la existencia de personas que sin haber leído un libro en su vida, nos pueden enseñar sobre la lucha y la resistencia desde la práctica de poner en marcha un mundo más justo.

"Que lindo, que bueno ayudar", fue una frase repetida al inicio, entre quienes fueron descubriendo que la muestra no solo se referenciaba en los "pobres buenos que piden ayuda", sino que permitía asomar la mirada a "los pobres que se organizan para cambiar los motivos de su pobreza". Es un estigma fuerte el que cae sobre las organizaciones sociales que no se resignan a la limosna. Al Che - muy recordado por estos días como pieza de museo - le toco en Cuba ponerse una vez frente a los universitarios y les hablo con estas palabras. "Yo recuerdo que tuve una pequeña conversación con algunos de ustedes hace varios meses, y les recomendaba entrar en contacto con el pueblo, no llegar al pueblo como llega una dama aristocrática a dar una moneda, la moneda del saber o la moneda de una ayuda cualquiera, a poner el hombro en las cosas prácticas, en las cosas que permitan incluso a cada profesional aumentar su caudal de conocimiento y unir, a todas las cosas interesantes que aprendieron en las aulas, las quizás mucho más interesantes que aprenden construyendo en los verdaderos campos de batalla de la gran lucha por la construcción de un mundo nuevo".  

Sentimos una sensación parecida desde DocSur y quisimos llevarla a cuestas con esta muestra, con la música, con los encuentros. Estos días, muchos pasaron de largo y tal vez no vieron esto. Pero también hubo historias de militancia compartidas, profesores contentos por ver a sus alumnos contándoles sobre lo que vivieron en el monte, otros interesados en saber mas para contar en sus clases, preguntándose "porque nunca se había hecho algo así antes en la universidad". Tal vez por el miedo a exponerse muchos otros docentes miraban desde lejos y se acercaban cuando se sentían más seguros, o nunca.

Dice Raúl Zibechi, investigador uruguayo, "el trompo del cambio social esta danzando, por sí mismo. No sabemos durante cuanto tiempo, ni hacia donde. La tentación de darle un empujón para acelerar el ritmo, puede detenerlo, mas allá de la mejor voluntad de quien pretenda "ayudar". Quizá, la mejor forma de impulsarlo sea la de imaginar que nosotros mismos somos parte del movimiento-zumbayllu; girando, danzando, todos y cada uno. Ser parte, aun sin tener el control del destino final".  

Así pasaron los casi 18 días de calor de viento, de frió de nerviosismo y de alegría tras ver que mucha gente esta esperando por ahí una propuesta que desde los mismo estudiantes les muestre algo distinto que palmeras y orden. Que mejor que cerrar con una murga a todo color y música y mucho mejor si se acompaña con tortillas santiagueñas y mate cocido hecho con humildad pero con ganas para decir de alguna manera "compartamos esto que somos compañeros y estamos todos en la misma. ¡Súmese el que quiera!".



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