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Más casos de docentes perseguidos por la gestión de la UNLAM

Más casos de docentes perseguidos por la gestión de la UNLAM

 

A principios de Abril se hizo pública una denuncia de dos docentes de Comunicación Social. Mas casos de docentes cesanteados y perseguidos en la Universidad Nacional de La Matanza completan un panorama inquietante de falta de libertad de cátedra y precariedad laboral.

 

1. El dinero

Tomando en cuenta distintas irregularidades en espacios de educación, el periodista Javier Lorca concluía en 2005 en una nota para el matutino Pagina 12 sobre el caso específico de la Universidad Nacional de La Matanza, que “se hizo público en las últimas semanas a partir de las acusaciones cruzadas entre dos ex socios políticos: Alberto Pierri, presidente de la Fundación UNLaM y Daniel Martínez, rector de la universidad que, desde 2003, está siendo investigado por la Justicia en 2 causas. Una por amenazas, asociación ilícita, falsificación de instrumento público y defraudación al Estado. La otra causa investiga la titularidad de Martínez de una cuenta en el banco Lehman Brothers (EE.UU.), con 611 mil dólares, cifra que no fue incluida en las declaraciones juradas de su patrimonio”

En los años 90, La Ley de Educación Superior (LES) fue el  emblema de las reformas de mercado en la Educación Superior. No pudo alcanzar su objetivo máximo: lograr la privatización de la universidad. Sin embargo, sí alcanzó un objetivo de mínima: avanzar en la elitización de importantes aspectos de la educación universitaria. La resistencia de estudiantes y docentes a estas reformas hizo necesarios esquemas cada vez más centralizados en la toma de decisiones y mayor coerción sobre quienes plantearan sus discrepancias.

 

2. El orden necesario

La “calidad” y la “eficiencia” proclamadas por la LES se tradujeron en el área de Humanidades y Ciencias Sociales como silencio y amnesia. Junto con el “pensamiento único” florecieron las cátedras únicas, en las que conceptos como lucha de clases, liberación, etc…fueron relegados al cajón de los recuerdos. Los docentes son la herramienta para cumplir estos objetivos. En esa clave, los concursos, cuando los hay, son manipulados por los mismos que ya están concursados para cuidar que no haya ningún nuevo “miembro” que perturbe

los pactos establecidos. Para la conservación de todo este “status quo”, una de las estrategias más efectivas hasta ahora ha sido la implantación de sistemas sumamente restringidos en los modos organizativos de los estudiantes. La conformación de Centros de Estudiantes con debate político en su interior y hacia afuera que permitiera eventualmente discutir estos problemas fue estigmatizada. Las ganancias asociadas a los diferentes espacios sirvieron para rentar un aparato acorde al “espíritu de época” sellando una verdadera identidad de intereses entre las camarillas de “jefes” de la universidad y la dirección estudiantil.

 

3. El templo del saber y su contexto

La UNLaM se encuentra en uno de los distritos más desiguales de la provincia. Lejos de generar un vínculo con el resto de la sociedad se obstina en proponer un modelo basado en el elitismo y en la progresiva mercantilización de las carreras. Para llevar adelante este modelo se apoya con el aparato del PJ municipal. La punta de lanza es la Liga Federal Universitaria, que maneja el centro de estudiantes desde su inauguración en la década menemista. En las elecciones es común el robo de boletas, las listas fantasmas y las trabas burocráticas para las fuerzas opositoras. Por ende, se produce una baja participación a la hora de votar. La iniciativa para impulsar instancias democráticas de autoorganización estudiantil como asambleas o cuerpos de delegados, es combatida. No importa de qué tendencia política o ideológica sean. El debate, la discusión, la organización incluso con fines reivindicativos mínimos es reprimida por distintos canales, desde los mas indirectos a la amenaza y el apriete abierto. Es el gran fantasma para un esquema que se apoya en la inacción, la indeferencia y la cultura individualista de los estudiantes.

 
4. Docentes pecadores: un problema a solucionar

Desde su fundación en los años 90 la UNLaM ha dejado cesantes infinidad de profesores cada vez que quisieron estos discutir las decisiones de la gestión. El último caso lo protagonizaron 2 profesores de la carrera de Comunicación Social. Mariela Bernárdez y Juan Mascaró, pero hay muchos más.  Esto es posible debido a que alrededor del 80 % de los profesores son contratados sin concurso, careciendo de estabilidad laboral. En la notificación de ingreso, cualquier docente, desde un ayudante a un titular de cátedra, recibe la noticia de que “mientras exista la firme decisión del rectorado”, seguirá trabajando. Cada cuatro meses los contratos se renuevan automáticamente solo con la firma del rector Daniel Martínez. Así, todos sienten que no hay ninguna regla clara para sostener su trabajo, salvo la obediencia ciega.

Muchos de esos docentes deben realizar tareas que exceden el término temporal de sus contratos. Por ejemplo, dictan una materia anual y su contrato dura 4 meses. O dictan una materia cuatrimestral (la mayoría luego del contundente recorte de contenidos que han sufrido varias carreras), y su contrato culmina en mitad de un cuatrimestre. ¿Qué pasa si no llega el decreto salvador y todo sigue su marcha? ¿Qué pasa si alguien decide no renovar? Los alumnos deben cambiar su docente en mitad de una cursada. Esto genera temor. Los profesores, “por las dudas”, no opinan, no participan en la construcción de propuestas para el mejoramiento de las carreras, no discuten decisiones institucionales aunque estas perjudiquen a los alumnos, por temor a perder el trabajo.

 

5. El guardián 

Daniel Martínez es el rector de la UNLAM y lo será hasta el 2011. Fue durante el menemismo director de Contaduría de la Cámara de Diputados. Aunque hoy asegure que Alberto Pierri es un político poco confiable, ha sido uno de sus hombres de confianza, al punto tal que se los puede ver juntos en la mayoría de las fotos de los actos que el millonario político ha encabezado en La Matanza en los años '90. Después de lograr en 1989 que se concretara su proyecto de creación de la UNLaM, el entorno de Pierri fue llevando a la universidad a varios empleados parlamentarios. Martínez asumió como rector en 1999 y está acusado, por ejemplo, de haber despedido a fines de 2002 a la profesora María Luisa Jóver, quien había denunciado en un programa de televisión que Martínez presionaba al personal docente y no docente para que asistieran a actos políticos del justicialismo. Según Jóver, el rector incluso enviaba a un colaborador a tomar lista en los actos para detectar a aquellos que se insubordinaban a su directiva. De acuerdo con otras denuncias, Martínez le bajó el sueldo al personal de maestranza que se negó a disciplinarse a su conducción política. Las anécdotas de este tipo abundan en la UnLaM si uno sabe con quien hablar.

 
6. El pecado de formar pensamiento crítico

 Juan Mascaró y Mariela Bernárdez son egresados de la UNLAM. Ingresaron como docentes en el 2000, en carácter de ayudantes y en reconocimiento a su desempeño académico como estudiantes de Comunicación Social. La historia de su cesantía es tan extensa como representativa de los mecanismos de coerción que se han instalado en la Universidad de La Matanza. La propuesta de la cátedra perseguía, en el marco de la realización documental, el desarrollo de una mirada crítica respecto al rol del comunicador. Se fomentaba observar y registrar audiovisualmente la coyuntura desde una perspectiva histórica. En 2005 el taller viajó a Mar del Plata a documentar la V Cumbre de los Pueblos, generando malestar en las autoridades que calificaron de “acto político” a la proyección de cierre anual y negaron a los estudiantes la posibilidad de hacerlo otra vez en la UNLaM. En 2006, Mariela y Juan se opusieron públicamente a la cuatrimestralización de los Talleres de Comunicación Social, argumentando los inconvenientes pedagógicos que acarrearía la reducción a la mitad la carga horaria. En 2007 les fue negada la firma para un proyecto de voluntariado universitario anunciado por el Ministerio de Educación invitando a cátedras y estudiantes de universidades públicas a presentar proyectos que promuevan la vinculación con la comunidad. Los docentes, junto a DocSur, un espacio de comunicación que integraron, emitieron un documento donde se preguntaban: “¿Por qué no podemos desarrollar y llevar a cabo proyectos independientes? ¿Por qué el nulo diálogo de las autoridades con docentes y alumnos de la carrera?”.  Ese mismo año la falta de recursos (cámaras e islas de dicción) en los talleres, motivó un reclamo que cada grupo de estudiantes efectuó al momento de presentar su documental en la muestra de fin de año, en un auditorio con 150 personas. Por ultimo, en abril del 2008, a 4 días del comienzo de clases, autoridades del Depto. de Humanidades y Cs. Sociales notificaron a la docente Mariela Bernárdez que debía abandonar su cátedra de los miércoles a la mañana para pasar al turno noche sin más explicaciones que una “reestructuración”. Los motivos eran claros: desarticular una cátedra que durante el año anterior había aparecido como “conflictiva”. El 9 de Abril, primer día de clases, unos 60 alumnos se negaron a entrar a clases y reclamaron en contra de esta medida, entendiéndola como una coerción sobre los contenidos y la metodología del taller. La movilización logró dejar sin efecto el “castigo”, que se aplazo hasta fin de año, con la baja de los contratos de Bernardez y Mascaró. A partir de Marzo de 2009, el Colectivo DocSur decidió iniciar una protesta en la universidad, difundiendo lo sucedido a partir de la serie llamada “Universidad en Democracia, ni un paso atrás” que permitió hallar el resto de los casos de los docentes perseguidos y cesanteados.

 

7. El pecado de investigar

Margarita Ozcoidi fue docente de Trabajo Social desde 1997. Al preguntarle sobre como recuerda esos primeros tiempos, duda. “Recuerdo el entusiasmo que uno pone cuando llega a la creación de una institución que cree que va a servir realmente para mucha gente. Yo empecé en la materia Antropología de Trabajo Social y tuvimos alumnos de González Catán, de Virrey del Pino, de San Justo hasta Cañuelas con muchas ganas de jerarquizarse y de tener movilidad social a través del estudio y de la profesión. Era todo muy local, entonces no me extrañó que el rector que había sido nombrado normalizador, que era el Ingeniero Pinelli, me llamara a una larga entrevista. Sus preguntas se referían a porqué yo, con mi currículum y mi trayectoria, había ido a La Matanza. Y me preguntó insistentemente el tema de si no pertenecía a algún partido político. Supuso que era una infiltrada de otro lugar con un  pensamiento molesto. ¿Que podemos decir de Martínez? Que fue el que entró cuando lo sacaron a Pinelli. El año del ‘Golpe de Estado’, nosotros decimos. Yo recuerdo muy bien esa situación porque fue algo muy abrupto según lo que contó el mismo Mario Pinelli. Con cerrajeros lo sacaron del escritorio, entraron con Cartier (rector posterior) y un grupo más de gente. Directamente entraron a su despacho, le sacaron las cosas, cambiaron la cerradura, como diciendo: usted no es más rector. Se pasearon por el patio directamente a tomar la Universidad”. La intervención de Margarita en esa irregular sucesión fue el primer roce con el aparato de poder en la UNLaM. “Le pregunto a Pinelli que va a hacer, ¿qué hacemos los profesores? y me dijo: Margarita, no se puede hacer nada, yo no puedo hacer nada porque termino, si hago algo, termino con una bolsa de cocaína en mi auto y yo tengo familia”.

Como docente, Oskoidi comenzó una investigación sobre la estructura de poder de la universidad, que fue el punto de conflicto con la gestión de Martínez. “En mayo me llama Nicoletti (vicerrector) y me dice: Margarita te ofrecemos el puesto de apoderada para las elecciones, y yo le dije: ¡René de ninguna manera!, estos estatutos están hechos a priori, dejame trabajar académicamente que yo en esto voy a producir, pero ni quiero acercarme a algo institucional porque me doy cuenta cómo está hecho esto. Fue lo último que dije porque me bajaron las horas de cátedra y me sacaron la investigación. Me redujeron a una cátedra de 134 pesos. Yo ya en las aulas estaba denunciando a la institución”

 

8. El pecado de querer excelencia académica

Nicolae Cristea fue profesor en la Universidad Nacional de La Matanza desde 1997 hasta el 2004. Cuenta que “tenía una dedicación exclusiva en una de las cuatro asignaturas que dictaba y que también tenía un alto grado de investigación científica. Lo que me pasó comenzó es que comenzaron sacarme, en forma paulatina, distintas actividades de mi dedicación, comenzando por la parte de investigación científica. Fue algo muy inmoral. Porque esta situación sucedió, justamente, cuando cumplí 60 años, y cuando alguien está en la parte final de su carrera y le resulta muy difícil continuarla de otra forma, después que estuvo dedicándose completamente por años a la universidad. Consultado sobre las causas de su alejamiento Cristea abre el juego y dice “Nos podríamos preguntar todos, cuál sería la causa de tal situación, porque parece algo obstinado, o de ensañamiento. Yo, en particular, tengo dos explicaciones. Por un lado, es la incomodidad que surgió, en aquel entonces, con un profesional mejor preparado que el nivel medio. Y ahí surge la segunda idea que tengo en mente, que se trata de mi colaboración en una comisión de mejoramiento de la carrera, donde yo me he dado cuenta que, en verdad, la estructura de la carrera estaba en función de acomodar a distintas personas. Y esto, con mi carácter poco dócil, llevó a confrontaciones y el resultado fue esta maniobra de despido por etapas o despido encubierto.  Nicolae, como muchos otros, se considera despedido más allá de que la universidad no lo acepte y su caso  llegó a la Corte Suprema de Justicia en 1998, retornando sin resolución a cámaras federales en un juego de pase interminable para ver si se trata de un caso que corresponde a fueros administrativos o laborales. Los jueces amigos de la gestión de la UNLaM son parte indispensable de estas demoras.

 

9. El pecado de preguntar por qué

 Viviana Caminos fue docente en Ciencias Económicas desde el inicio de la UNLaM en los 90 hasta que “A un grupo de profesores se nos ocurrió preguntar de que se trataba el abrupto cambio de autoridades” - se refiere a la expulsión de Pinelli – “Una parte de esos docentes no estamos más; en realidad, casi el cien por ciento de los docentes que estábamos en esa reunión donde pedimos explicaciones fuimos desafectados de a poco. Viviana describe con justeza un modus operandis que, más de una década después, sigue plenamente vigente: “El sistema es buscar las épocas en las  cuales no hay alumnos para que no haya problemas e ir comunicando de a uno el despido para que el resto pensara que se iba a salvar, pero luego venían por el otro. La idea, aparentemente, era la obediencia, la manera de poder calmar los ánimos; como que si aceptabas las reglas del juego entonces quedabas en la universidad”

 

10. El pecado de tener moral

 Alberto Lapolla es historiador y cuenta con una extensa carrera académica. Fue docente de Historia Argentina de la UNLaM cinco años y dio “Historia Argentina en el curso de ingreso de la Carrera de Derecho desde que se formó hasta que fueron designados profesores titulares de Derecho Constitucional el infame traidor a la patria Rodolfo Barra, el señor que hizo la Constitución Nacional de 1994, o sea, la Constitución que entregó la Nación al capital financiero internacional. Entonces cuando Barra fue designado, sin concurso por supuesto o con concursos truchos como son los de la Universidad Nacional de La Matanza, profesor titular de Derecho Constitucional yo consideré que era una afrenta. Consulté con el que era mi jefe, el Dr. Hugo Chumbita, que es quien me había invitado, convocado a ser docente, consulté con él y me dijo que, bueno, que era una situación fea pero que no había más remedio que aceptarlo y yo le dije que no, que yo no la iba a aceptar y me fui”. Mas allá de haber tomado el la decisión de irse, Lapolla relata un clima de trabajo casi irrespirable para un docente: “Yo trabajé en la Matanza esos cinco años, incluso en el verano; las condiciones de trabajo eran muy malas, normalmente trabajábamos enero, febrero y marzo y se pagaba en julio; no se cumplió lo que nos habían prometido, por supuesto, fuimos a trabajar diciéndonos que nos iban a pagar el doble de lo que nos pagaron, y su uno protestaba y reclamaba era maltratado”.

 

11. El pecado de no estar de acuerdo

Luís Salomón es contador no recuerda quién le dijo una vez que la Universidad de La Matanza necesitaba profesores de Contabilidad. “Yo presenté los antecedentes, después me llamaron, tuve una entrevista y, bueno, me asignaron el cargo de Profesor Adjunto Ad Honorem. integra un plantel docente que funciono durante los primeros tiempos y que fue “limpiado” paulatinamente: ”Se trasladó la universidad acá al predio de la Volkswagen, con muchas menos aulas de las que tienen ahora, con menos infraestructura pero se empezó a trabajar en ese lugar.“. Respecto de su despido, Luís bromea, “¿Por qué me despidieron?, que se yo, no sé, tan revolucionario no era… Ni siquiera fue una cuestión de que Salomón aprobaba a muchos alumnos. Una vez, un hecho anecdótico fue que en la Universidad habían puesto un cuadrito con el presidente de ese momento, Carlos Menem, y yo me quejé de que no me parecía adecuado y, obviamente, al año siguiente no me renovaron el contrato; porque en realidad lo que hacen, lo que hacían y tengo entendido, lo siguen haciendo, son contratos precarios, contratos basuras, prácticamente nada. Lo que aducen es fin del contrato y nada más. Chau, te vas y a otra cosa mariposa”.

 

12. Amen

 En el año 1996 la Organización Mundial de la Salud estableció que la violencia debía ser considerada una “epidemia soslayada”. Y en su informe aclara que “En un organismo público, puede haber una violencia ejercida por el que está conduciendo el organismo. Es perpetrada primero por los que dirigen y también por muchos otros que son asesores y que aparecen como cómplices porque refuerzan las decisiones de aquel que las tomó en primera instancia, las consolida haciéndose cómplices porque podrían haber optado por decir ‘yo a esto no me presto’ con lo cual pondrían un límite. Al ser estos mayoría, la persona que dice ‘yo a esto no me presto’ es la que paga las consecuencias”

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