¿Qué tienen en común Ciro James, Rodolfo Barra, Federico Faggionato Márquez, el Opus Dei y el macrismo? ¿Cómo se vincula esto con las amenazas a los estudiantes, las escuchas telefónicas y la formación de policías? Todo ello convive en la Universidad Nacionalde La Matanza (UNLaM), directa o indirectamente, ya que existe una gestión que favorece que este tipo de personajes y prácticas se desarrollen en contra del pensamiento crítico y la libertad de expresión.
En este contexto, el colectivo de comunicación DocSur, integrado por estudiantes y docentes cesanteados de la UNLAM, realizó este último jueves una protesta pacífica en las instalaciones de la universidad como forma de repudio. Máscaras, trajes negros, carteles y caras de extrañeza vistieron la noche matancera, en la universidad del partido más populoso y extenso de Buenos Aires. Dos filas de personas disfrazadas marchaban entre las palmeras y el concreto gris y calmo, característico de la UNLaM.
A pesar de lo bizarro de la situación, las denuncias que se mostraban en las pancartas no eran nada graciosas: “Basta de oscuridad en La Matanza”, “Alejandro Finocchiaro encubridor” (ver recuadro), “esta universidad forma policías represores (valga la redundancia)”. Se podía observar a lo lejos una masa negra que recorría el predio, desde el Departamento de Derecho al de Humanidades. Tantas son las aristas tenebrosas de esta institución que no daban abasto los carteles y volantes repartidos entre los estudiantes.
No se oía ni un grito, solo el silencio de esas bocas tapadas con máscaras blancas y el golpeteo de las zapatillas contra el suelo. Aun así la repercusión de los mensajes llego a varios oídos, algunos desinteresados y con caras de malestar, muchos otros interesados en saber qué estaba pasando con una leve sonrisa en el rostro, que pronto se disipaba cuando se explicaban los motivos.
En La Matanza hay un joven desaparecido hace más de diez meses, los responsables son policías y el pibe es Luciano Arruga. Parte de esa policía fue formada en la UNLaMy si sumamos a estos personajes que denunciamos al mando de esta institución mas la formación de policías en esta casa de estudios, el resultado es perverso y lo vemos todos los días en las calles, donde la represión y la criminalización a los jóvenes de los barrios humildes es moneda corriente.
Esta actividad representa el cierre de un año de lucha que comenzó en abril, con el reclamo por la reincorporación de los compañeros Juan Mascaro y Mariela Bernardez, cesanteados por la gestión de la Universidad, en un claro intento de sanción ejemplificadora por su posicionamiento ideológico. Este fin de año no es nuestro último grito de protesta ni nuestra despedida. Volveremos cada vez que haga falta mientras la impunidad reine en La Matanza.
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